miércoles, 12 de noviembre de 2008

Las algas, combustible alternativo


En el último año se ha producido un notable incremento del número de investigaciones sobre energías renovables motivado, sobre todo, por el elevado precio del barril de petróleo. Esto llevó a centenares de científicos de todo el mundo a buscar una fuente de energía comercialmente viable.

Las algas podrían ser una de estas fuentes, ya que contienen hasta un 50% de aceite que puede ser transformado en biodiésel. Sin embargo, hay un gran obstáculo y es el coste de producción, que hay que rebajar antes de poder comercializarlo.

Los científicos están estudiando cómo hacer crecer el número adecuado de algas y cómo extraer el aceite de la manera más eficiente posible. Durante los dos últimos dos años, los investigadores americanos han recibido subvenciones del Pentágono y de las grandes compañías petrolíferas. De hecho, el gobierno federal de Estados Unidos suspendió su programa de investigación sobre las algas hace casi una década, pero desde entonces la tecnología ha avanzado y el petróleo ha incrementado su precio, por lo que el Departamento de Energía anunció en octubre de 2007 la reapertura del programa.

Un empresa de Nueva Zelanda presentó el año pasado un Range Rover impulsado por una mezcla de biodiésel y algas, pero los expertos afirman que las algas no podrán comercializarse hasta dentro de unos años.

Para convertir aceite de algas en biodiésel, se utiliza el mismo proceso que en la transformación de aceite vegetal en biodiésel. Sin embargo, el coste de producción es elevado porque, de momento, el proceso completo de transformación sólo se realiza en laboratorios.

Si el precio pudiera reducirse, una de las ventajas que se conseguiría es que las algas crecen más rápido y necesitan menos espacio que los cultivos convencionales dedicados a fuentes de energía. Por ejemplo, un acre de algas produciría al año 750 veces más aceite que un acre de maíz. Además, una granja de algas podría construirse casi en cualquier lugar, y no haría falta dedicar un cultivo convencional dedicado a producción de comida en otro para producir energía. Podría regarse con agua del mar e incluso consumir contaminantes procedentes de las alcantarillas y las plantas de energía.

Otras ventajas son que consume CO2 para la fotosíntesis, en lugar de producirlo; mejora y sustituye productos basados en el petróleo, y es una energía que no depende de la importación de otros países.